El “Ateneo de la juventud”

El Ateneo de la Juventud Mexicana fue una agrupación cultural y educativa fundada el 28 de octubre de 1909 en México, y jugó un papel crucial en la historia cultural y educativa del país en el siglo XX. Surgió en un contexto de cambio inminente y profundo en la nación, y se conformó por un grupo de jóvenes intelectuales apasionados por renovar moralmente a una sociedad que consideraban estancada y retrasada.

Los miembros del Ateneo, entre ellos figuras destacadas como Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Ricardo Gómez Robelo y José Vasconcelos, abogaron por una educación más amplia que rechazara el determinismo biológico del racismo y buscara soluciones a los costos sociales de la industrialización y la urbanización. Se opusieron a la visión positivista y determinista promovida por el gobierno de Porfirio Díaz y los científicos de la época, proponiendo en su lugar la libertad de cátedra, la libertad de pensamiento y la reafirmación de los valores culturales, éticos y estéticos.

El Ateneo de la Juventud promovió una recuperación ambiciosa de lo nacional mexicano y lo latinoamericano como identidades viables para el futuro, contrarias al desdén del porfiriato por lo nacional en favor de lo europeo y estadounidense. Se esforzaron por reintegrar y valorar la cultura y los recursos propios de México y América Latina.

La Sociedad de Conferencias y Conciertos, precursora del Ateneo, realizó ciclos de conferencias y conciertos entre 1907 y 1908, abarcando temas de filosofía, literatura, música y más. Estas reuniones y actividades culturales fomentaron un intercambio intelectual y artístico entre sus miembros.

El Ateneo de la Juventud desempeñó un papel fundamental en la fundación de la Universidad Nacional de México (hoy Universidad Nacional Autónoma de México) y la Universidad Popular Mexicana, contribuyendo significativamente al desarrollo educativo y cultural de México. Aunque el Ateneo solo existió hasta 1914, su influencia y legado cultural fueron determinantes para la conciencia nacional mexicana

Antonio Caso

Antonio Caso, uno de los filósofos mexicanos más destacados del siglo XX, ejerció una influencia significativa en el pensamiento y la educación en México. Nacido en 1883, Caso se convirtió en una figura clave en la introducción de la filosofía contemporánea europea a México y lideró el movimiento filosófico mexicano en las primeras décadas del siglo XX.

Su obra más importante, “Existencia como economía, como desinterés y como caridad” (1919), representa un desafío a varias corrientes de pensamiento dominantes de su tiempo, incluyendo la teoría de la biología de Darwin, el evolucionismo social de Herbert Spencer, la doctrina del Übermensch de Friedrich Nietzsche y el egoísmo radical de Max Stirner. Caso se inspiró en una amplia gama de fuentes, desde Henri Bergson y Leo Tolstoy hasta el cristianismo, para formular su propia visión filosófica.

Caso defendió apasionadamente la libertad académica y la autonomía de la universidad, especialmente en la década de 1930, durante un período de cambios significativos en México. Criticó las reformas a la Constitución mexicana de 1933 que buscaban reestructurar la educación pública en línea con el materialismo histórico. Vio estas reformas como una amenaza para la libertad de pensamiento y la independencia intelectual.

En “La persona humana y el estado totalitario” (1941), Caso defendió la democracia frente a los avances del fascismo y el comunismo, mostrando su compromiso con los valores democráticos y los derechos individuales. Esta obra refleja su preocupación por la protección de la dignidad y la libertad humana en un momento de creciente autoritarismo en varias partes del mundo.

La filósofa mexicana Rosa Krauze de Kolteniuk escribió “La filosofía de Antonio Caso” (1961), en la cual condensa y analiza el pensamiento de Caso, proporcionando una visión completa de su legado filosófico.

Antonio Caso fue un filósofo que abogó por la libertad, la autonomía y la dignidad humana, enfrentándose a las corrientes dominantes de su tiempo con una filosofía que integraba diversas influencias y se oponía a los totalitarismos. Su trabajo sigue siendo un referente importante en el estudio de la filosofía mexicana y en la comprensión de la historia intelectual de México en el siglo XX.

José Vasconcelos

José Vasconcelos, una figura central en el pensamiento y la cultura mexicanos del siglo XX, aportó significativamente al desarrollo de la filosofía en México. Aunque es más conocido como intelectual, político y escritor, sus contribuciones filosóficas son fundamentales para comprender la historia del pensamiento mexicano.

Vasconcelos desarrolló un sistema filosófico que abarcó desde su obra “Estética” (1936) hasta “Lógica” (1945), articulando una visión metafísica que había comenzado a esbozar desde 1916 en “Pitágoras, una teoría del ritmo”. Su principal contribución filosófica radica en la noción de una estética a priori y en una serie de categorías metafísicas basadas en la música, en contraposición a la lógica o la ciencia tradicional. Para Vasconcelos, el universo es más similar a una sinfonía que a un tratado lógico, por lo que la comprensión del mundo requiere tanto de las emociones como del intelecto.

Su obra más influyente, “La raza cósmica” (1925), es un ensayo profético en el que propone que América Latina será la cuna de una nueva raza mixta y cósmica, producto de la síntesis de las cuatro razas humanas, que liderará a la humanidad hacia un desarrollo estético. Esta idea refleja su visión de un destino universal y armónico para la humanidad, basado en la integración y la síntesis cultural.

Vasconcelos también creía en la importancia de estudiar la filosofía por la universalidad de sus ideas, pero al mismo tiempo sostenía que las naciones latinoamericanas debían utilizar la filosofía como herramienta para resistir la dominación política, económica e intelectual de los países del norte, como argumentó en su obra “Ética” (1932). Esta perspectiva destaca su compromiso con la autonomía cultural y política de América Latina y su creencia en el poder de la filosofía para contribuir a la liberación y el progreso de los pueblos.

José Vasconcelos fue un filósofo que buscó trascender los límites tradicionales del pensamiento, integrando la estética, la metafísica y la política en una visión cohesiva que enfatiza la importancia de la integración cultural y la resistencia intelectual. Su legado filosófico continúa siendo una parte esencial del canon filosófico mexicano y latinoamericano.

El grupo hyperión

El Grupo Hiperión fue una agrupación de jóvenes profesores y alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que tuvo actividad pública entre 1948 y 1952. Este grupo estaba conformado por importantes figuras de la filosofía mexicana como Emilio Uranga, Jorge Portilla, Luis Villoro, Ricardo Guerra, Joaquín Sánchez McGregor, Salvador Reyes Nevárez, Fausto Vega y Gómez, y posteriormente se unió Leopoldo Zea. Todos estos filósofos fueron formados bajo el magisterio de José Gaos y estaban influenciados por corrientes como la Fenomenología, el Existencialismo y el Historicismo de José Ortega y Gasset. Sus trabajos se enmarcan en el campo de la filosofía existencialista bajo la influencia de Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre.

El principal objetivo del Grupo Hiperión era realizar investigaciones que sintetizaran la filosofía mexicana, especialmente las obras de José Vasconcelos y Samuel Ramos, con la filosofía contemporánea europea, para llevar a cabo una investigación ontológica sobre la realidad mexicana. El grupo consideraba que filosofando sobre el “ser mexicano” se podría esclarecer y transformar la realidad del país. Esta filosofía existencialista se convirtió en una parte fundamental de sus estudios sobre lo mexicano, al punto de ser considerados como “los existencialistas mexicanos”. El Grupo Hiperión es reconocido como una de las primeras expresiones del proyecto de la Filosofía Latinoamericana.

Publicaron la mayoría de sus trabajos en la revista Filosofía y Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en la colección de libros “México y lo Mexicano”, publicada entre 1952 y 1955 por la Editorial Porrúa y Obregón. Además, aparecieron en otras revistas académicas y en los suplementos culturales más importantes de la época.

El grupo se disolvió hacia 1953, y sus miembros tomaron distintas rutas vitales, abandonando la filosofía existencialista. Sin embargo, su influencia en la historia de las ideas en México y en la construcción del México moderno durante el sexenio alemanista fue significativa.

Luis Villoro

Luis Villoro (1922-2014) fue un destacado filósofo mexicano cuya obra abarcó una amplia gama de temas y disciplinas filosóficas. A lo largo de su carrera, Villoro se concentró en estudiar y reflexionar sobre diversas corrientes filosóficas de la segunda mitad del siglo XX, como el existencialismo, la fenomenología, el marxismo, la filosofía analítica y el multiculturalismo. Sin embargo, existen temas recurrentes en su trabajo, como la comprensión metafísica de la alteridad, los límites y alcances de la razón, la relación entre conocimiento y poder, la búsqueda de comunión con otros, la reflexión ética sobre la injusticia, la defensa del respeto por las diferencias culturales, y la dimensión crítica del pensamiento filosófico​​.

En su libro “Creer, saber, conocer” (1982), que pertenece a la tradición analítica, Villoro desarrolla una epistemología que excluye la verdad de la definición del conocimiento para dar sentido a las dimensiones históricas y políticas de la epistemología en la práctica. Para él, “saber p” es “creer p con razones suficientemente objetivas”. Las razones para creer que p son suficientemente objetivas si son concluyentes, completas y coherentes, independientemente de quién sostenga p. Sin embargo, una razón puede ser suficientemente objetiva en una comunidad epistémica pero no en otra, lo que lleva a un relativismo epistémico aceptado por Villoro como única forma de responder al desafío del escepticismo​​.

En “El poder y el valor” (1997), Villoro reflexiona sobre la naturaleza del poder político y los valores morales. Tras un análisis exhaustivo, sostiene que deberíamos dar prioridad a los valores que unen a los individuos con su comunidad, sin socavar la libertad individual o el orden social. En última instancia, defiende una forma de democracia radical en la que el poder político está en manos de personas comunes inmersas en redes sociales concretas. Creía que las comunidades indígenas de México son un modelo vivo del tipo de igualitarismo social y político que promovía. Es importante destacar que Villoro fue miembro secreto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y mantuvo una correspondencia filosófica con el Subcomandante Marcos.

Villoro también se dedicó al estudio de la filosofía indígena americana, el pensamiento de Ludwig Wittgenstein y René Descartes, y realizó importantes reflexiones sobre el silencio. Llevó a cabo un estudio significativo sobre el indigenismo en México, lo que él llamó “la revolución de la independencia”, en línea con la naturaleza multicultural de México, y reflexionó sobre la necesidad de pensar en una democracia ampliada tras el levantamiento del EZLN en 1994.