Definición: el realismo filosófico es una postura y una doctrina ontológica y epistémica según la cual:

a) El universo existe independientemente del sujeto cognoscente u observador (realismo ontológico), por lo que no todos los hechos son subjetivos o fenoménicos, es decir, que no todos los hechos aparecen solo gracias a la conciencia de un sujeto que los piensa.
b) El universo puede ser conocido objetivamente de forma conceptual (realismo epistémico). Esto implica que podemos conocer el universo (contra la tesis del escepticismo radical), siempre de forma progresiva y de un modo conceptual y no solamente perceptiva (como haríamos únicamente con nuestros sentidos, tal como se piensa desde el realismo ingenuo).

El abandonar el realismo filosófico equivale a abandonar los principios a) y b), y ello implicaría:

i. Al abandonar a), no se necesitan hacer experimentos para averiguar cómo es el mundo, sino que basta con hacer uso de la introspección, realizar encuestas entre las personas o preguntar la opinión al gurú o sabio favorito (dado que aceptaríamos que la realidad sólo está en la conciencia de el o los individuos).
ii. Al abandonar b), no se podría encontrar verdades objetivas, sino solo verdades subjetivas.
Debe recordarse que el universo preexistió a las percepciones de un sujeto o a los filósofos idealistas.

Existen otros tipos de realismo, que se desprenden de la concepción más general o filosófica el término, o que degeneran del mismo:

  • Científico. El realismo científico se desprende del realismo filosófico. El realismo científico identifica la realidad con el conjunto de las cosas concretas, entendiendo por “cosas concretas” aquellas que son “capaces de cambiar en uno u otro aspecto”.
    El realismo científico admite que hay apariencias o percepciones engañosas. Por ello, “exige que los enunciados de existencia sean avalados por operaciones empíricas controladas y, en lo posible, también explicadas por teorías” (Bunge, 2015). La exigencia anterior es llamada “contrastación empírica”.
    Asimismo, el realismo científico combina la contrastación empírica “con el impulso racionalista de construir hipótesis y teorías para explicar las apariencias en lugar de limitarse a ellas” (Bunge, 2015) para explicar los fenómenos.
    Para el realismo científico, las ideas son procesos cerebrales de algunos animales y no tienen existencia por sí mismas. De ello se desprende que la ideación puede ser estudiada científicamente, además de que se sigue que las ideas pueden tener efectos sociales.
    La filosofía que sirve para la búsqueda de la comprensión del mundo real incluye el realismo científico, “puesto que postula la existencia autónoma del mundo externo, admite que ignoramos la mayor parte del mismo y nos anima a progresar en su exploración, enriqueciendo y profundizando el fondo de verdades (v.) factuales” (Bunge, 2001).
  • Idealista. El realismo idealista es una concepción degenerada del realismo filosófico. El realismo idealista (o platónico) identifica la realidad con la totalidad de las ideas, entendiendo por ideas la existencia real, autónoma y perfecta de las cosas. Estas ideas existen en un reino distinto de las cosas concretas, que son solo sombras o copias de dichas ideas.
    “Si solamente nos preocupamos de la filosofía especulativa y, consecuentemente, la situamos en una torre de marfil, preferiremos el realismo idealista porque es internamente coherente y exige el mínimo esfuerzo” (Bunge, 2015). Este realismo es internamente coherente porque no depende de contrastación empírica para tener sentido. Además, requiere el mínimo esfuerzo porque basta con limitarse a aplicar leyes lógicas para declarar la situación de la realidad, y no implica desarrollar pruebas empíricas arduas o exhaustivas para obtener el conocimiento.
  • Ingenuo. El realismo ingenuo es también una concepción degenerada del realismo filosófico. El realismo ingenuo afirma que todo lo perceptible es real, por lo que sus tesis ontológicas y epistemológicas son: a) el universo existe en tanto puede ser percibido por el sujeto; b) el universo no puede ser conocido, puesto que solo se conoce la percepción que tiene el sujeto de los objetos, y no así a los objetos mismos.